COP16, una cumbre para salvar el planeta desde el corazón del mundo

22.10.2024
Danza wayuu en la inauguración de la COP16 de biodiversidad 7 crédito: Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Colombia
Danza wayuu en la inauguración de la COP16 de biodiversidad 7 crédito: Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Colombia

La naturaleza expresándose en colores: verdes, azules, amarillos, naranjas… la naturaleza megadiversa de Colombia expresada en las culturas: 102 pueblos indígenas que hay en el país y comunidades negras exaltaron su diversidad por medio de bailes tradicionales y de paisajes que no eran el telón de fondo sino los protagonistas en la noche de inauguración de la cumbre de Biodiversidad COP16, que se llevó a cabo el 20 de octubre en Cali, Colombia.

Un ritual de armonización, a cargo de autoridades indígenas, le dio apertura al evento de biodiversidad más importante del planeta que este año se lleva a cabo en el segundo país más biodiverso del mundo, primero en número de especies de aves, mariposas y orquídeas del mundo, y segundo en plantas y anfibios. Entre el 21 de octubre y el 1 de noviembre todos estarán hablando de naturaleza. 

La COP16 arrancó con un canto, con el sonido de las aves en los rincones y el golpe de las percusiones tradicionales retumbando en las paredes. Mensajes en lenguas tradicionales hicieron un llamado de urgencia a proteger el agua, las plantas, los animales, y con ellos las culturas que se sustentan en los territorios.

Las cascadas cayeron y las arenas volaron por el desierto mientas las mujeres wayuu danzaban sobre el escenario. Las lluvias se encendieron en las pantallas para recordar a los asistentes que lo que se vino a negociar es la posibilidad, o no, de salvar a un planeta maravilloso pero que está en estado crítico y requiere de la inteligencia colectiva para sanar. Luego los mayores indígenas hablaron de la madre tierra y de las responsabilidades compartidas para cuidarlo.

La elegancia y formalidad de la del encuentro ya no fueron del negro tradicional, sino multicolor, con azules en escena y en los vestidos de muchos asistentes, en tributo a las diversas culturas y a las aguas que se evaporan y caen en ciclos que hay que cuidar; amarillo, como los desiertos; naranja, como el sol de atardecer y el calor de la tierra; blanco como los cielos con nubes cargadas de agua y verde como las montañas, las selvas, las hojas y cientos de plumas.

El cielo brilló en el auditorio principal del centro de Eventos del Pacífico donde junto a los bailes se abrió la esperanza.

El público eran los delegados de 196 países que tienen la responsabilidad de llegar a acuerdos para defender la naturaleza y para financiar los esfuerzos de conservación, así como de proteger a las comunidades cuyos conocimientos han sido fundamentales para mantener buena parte del planeta hasta hoy.

La flor del Inírida, endémica de Colombia se repartió entre los asistentes, con sus puntas que representan la estrella fluvial del Inírida por donde pasan tes ríos que forman el gran río Orinoco en la Amazonía colombiana. Se repartió en todas las manos como un mensaje desde los magníficos cerros de Mavecure en el Guainía, para que se protejan las selvas y los demás ecosistemas que sustentan la vida en el planeta.

El presidente de la república Gustavo Petro, anfitrión del evento dio a la bienvenida hablando de la sabiduría de las gentes de la Sierra Nevada de Santa Marta, la montaña, corazón del mundo que frente al mar caribe contiene todos los climas del planeta y que, como corazón, está en el centro de la biodiversidad mundial. "Somo la presidencia del corazón del mundo", dijo a propósito del mandato que la cumbre de biodiversidad le dio por dos años para liderar los avances en las negociaciones.

Petro destacó su propuesta de intercambiar deuda externa por acción climática de manera que se puedan financiar en los países los esfuerzos de conservación de la naturaleza. "Necesitamos cambiar las finanzas mundiales. Ese es el tema de este foro", dijo.

A su turno, el secretario general de la ONU, António Guterres, enfatizó en la necesidad de acciones para salvar la biodiversidad, pues "si se pierden los servicios de la naturaleza, se viene abajo la economía". Indicó que "debemos ponernos de acuerdo en un marco de transparencia y de financiación de protección de la biodiversidad". A su vez, destacó la necesidad de que la COP mueva un acuerdo sobre la información genética para que los beneficios de esa información se distribuyan de manera justa entre las empresas y quienes tienen los conocimientos tradicionales.

La ministra de Ambiente, Susana Muhamad, por su parte, habló de la necesidad de hacer paz con la naturaleza, pues 60 años de conflicto armado en Colombia han impedido apreciar la riqueza natural que tiene el país. "Las zonas en las que no pudimos entrar por años resultaron siendo las zonas más ricas y biodiversas del país", dijo. Y destacó la necesidad de incluir las voces de distintas culturas. "No se puede consolidar la paz en los territorios sin la inclusión de la diversidad cultural ni los saberes específicos, y sin hacer paz con la naturaleza", dijo. Enfatizó en que eso requiere un cambio de modelo de desarrollo para que la naturaleza no siga siendo una víctima más.

Al final del evento, nuevas imágenes y sonidos tomaron el protagonismo. La selva y las montañas aullaron y cantaron. Los bosques, las montañas y los océanos enviaron un mensaje de auxilio. Los 196 países representados en Cali tienen ahora la responsabilidad de escucharlo.

Por: María Clara Valencia. Cali, Colombia.  

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