Una palabra para el ahora

14.04.2020

Sintetizar en pocas letras lo que significa este momento que nunca antes habíamos vivido, es reflexionar sobre el presente y sobre nosotros mismos.  

Devorar palabras en un intento por que la imaginación vuele
Devorar palabras en un intento por que la imaginación vuele

Escribir un diario, a diario, es un ejercicio interesante que requiere plantearme permanentemente cuál es mi posición en el mundo, mis estados de ánimo, mis preguntas y mis dilemas. Es un ejercicio disciplinado de escritura y reescritura que se va convirtiendo en rutina desde hace ya más de 10 días. Así como ir a la cama sin estirar la espalda ya me es extraño, tampoco puedo ya conciliar el sueño si no he escrito lo del día. Es una dinámica de ponerse en el presente y de traducir cada sensación en palabras. Empecé escribiendo este diario siguiéndole los pasos a David, quien desde Cartagena y con un estilo muy caribe, empezó a crear el suyo y a compartírmelo. Me ha sacado muchas risas y muchas más reflexiones. Ahora nuestros diarios son una conversación.

Conversar... convertir en palabras este momento que a todos nos es extraño, hacer del presente narración y reflexión. En la exploración que es pensar en la escritura a diario partiendo desde lo más íntimo, se me ocurrió la idea de pedirle a algunos amigos que me compartieran en una palabra lo que para ellos significa este momento y sobre la manera como lo viven, cada uno desde casa.

En esta circunstancia interior, muchas respuestas hablaron del adentro... reconciliación, autocuidado, refugio, hogar... También mencionaron la oportunidad de autoconocerse, del silencio, de la serenidad, la quietud, del reencuentro con uno mismo, del contemplarse, de la introspección, de la consciencia y del refugio, de la serenidad.

Algunos amigos y amigas están ahora lejos. El Covid 19 los cogió estudiando o intentando abrirse camino a solas o en pareja en el extranjero. Ellos lanzaron adaptación, berraquera, fortaleza.

Otros, abrumados con un teletrabajo que ha resultado más exigente que el oficio del día a día, hablaron del cansancio, de la diligencia y del aprendizaje.

Aprendizaje es una palabra frecuente, pues de este momento extraño seguro todos estamos aprendiendo algo, aunque sea a hablar con nosotros mismos o con las plantas, ya sin pena. Algunos en voz alta, otros en silencio.

Los optimistas hablan de confianza, de transición, de fe y destacan el renacimiento, mientras que para otros no hay más realidad que el aquí y el ahora, solo eso.

Para quienes esta ha sido una oportunidad de estar con los suyos, el momento expresa el hogar, la familia, el ser mamá, hijo/hija, el compartir. Mientras aquellos que ya dan vueltas en sus casas con la ansiedad de un animalito tras las rejas, mencionan la incertidumbre, la angustia que produce la calle, también el encierro, el sacrificio, la espera.

Los días ya no tienen ese afán que nos movía a las carreras... ahora se habla de lentitud, de hornos a fuego lento en los que se cocinan las ideas... de ahí que algunos exalten la creatividad y que incluso se refieran a ella como divina. Divina, como las musas imaginarias, que son las únicas que tienen permitidas las visitas en estos momentos. Musas, claro, como la mar. Quienes tienen el privilegio de levantarse frente a ella, la ponen en el centro de este tiempo.

Limitarse a una sola palabra es difícil... los límites siempre, suficientes ya tenemos. Recuerdo que hace años se me ocurrió un ejercicio para clase: poner a los estudiantes a leer un artículo y pedir que lo resumieran en un tweet. Al principio me dio vergüenza porque pensé que era un ejercicio demasiado básico, pero descubrí que sintetizar les generaba una enorme dificultad, así que se convirtió en unos de los ejercicios bandera de mis clases. Pasar de lo más grande a lo más pequeño. Resumir el pensamiento es un ejercicio complejo, más en estos tiempos en los que la cabeza no se queda quieta y andamos saturados de información y de ideas.

Varios compartieron un compendio de palabras y uno de ellos, Franklyn Molano Gaona, incluso escribió un poema:

Sientes el silencio

El pensamiento va

No hay ruido

Se percibe a lo lejos el ladrido

La ciudad está quieta

Solo se pasea tu rostro en estos minutos

Ya está el café...

Conversar con la escritura, meditar a partir de ella... Yo estoy del lado de los que reflexionan y de los que a fuego lento están usando este momento para crear. También soy de quienes están en tiempo presente, sin esperar, sin poder ni querer ver más allá. Este tiempo, como nunca antes, es el instante suspendido en la infinita posibilidad del ahora.

Pero cada uno es un universo, cada uno es su sentir, su propio cuerpo y ese espacio con el que el ahora se descubre en un día a día inmóvil. Cada quien es su propia palabra. Escribir, sin embargo, es descubrir que nuestros universos siguen conectados, aunque hoy solo podamos mirarnos desde la ventana.

Texto y foto: María Clara Valencia. 

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