Una tierra sin celebración

23.04.2020

Sin cintillo de fiesta ni orquesta de celebración, el confinamiento recuerda hoy el daño que hemos hecho cuando nos han dejado sueltos. 

Perdidos en el camino de conectarnos con la tierra
Perdidos en el camino de conectarnos con la tierra

Hoy es el día de la tierra. Podría haber celebraciones, conciertos, sembratones colectivas... pero hoy estamos en casa y quienes siembran regularmente no necesitan un día especial para celebrar la tierra. Para ellos la tierra es una permanente celebración. Debería serlo para todos.

Por estos días cunden las imágenes de animales tomándose las ciudades, paseando tranquilos por los montes y los mares. Hay todo un imaginario de la naturaleza exultante, exacerbado desde casa. Pero el día de la tierra nos pone en evidencia también que no todos permanecemos en el encierro y que el planeta no está libre de riesgo porque la mayoría nos quedemos en casa. Aunque los datos demuestran que ha bajado la contaminación acumulada en el aire en ciudades como Bogotá, hay quienes aprovechan que en estos días toda la atención está concentrada en las coronas para tumbar monte, para saltarse normas e invadir territorios, extender ganadería, minería y cultivos ilícitos.

Hoy varios colegas de distintos países lanzaron Tierra de Resistentes parte II, que documenta, de nuevo, las amenazas y asesinatos a mas de 2.300 líderes dedicados a defender la tierra en América Latina, muchos de ellos, gente que pertenece a minorías étnicas: indígenas, negros intentando resguardar sus territorios, el agua y la vida. El especial, que publicaron varios medios en simultáneo, es el reflejo cruento de una región que no ha aprendido a proteger esa tierra que hoy celebra, ni a quienes intentan cuidarla. Querer la tierra, en países como Colombia o Brasil, puede convertirnos en carne de cañón... no tiene sentido esa violencia en los dos países más diversos del mundo. Cuánta riqueza perdida.

El día de la tierra... en un momento en el que necesitamos tanto del campo y en el que sin embargo los campesinos se quejan por la falta de apoyo, por el incremento en importaciones y por la falta de canales de distribución, por los precios insulsos a los productores y por las ayudas que aparentemente siguen llegando a manos de los ricos. Es que este tiempo ha puesto en evidencia todas las carencias que nos desconectan de la tierra. Carencias de salud, carencias alimentarias, carencias producto de la corrupción, carencias por la pobreza que se hace más extrema a medida que permanecemos a puerta cerrada, carencias por la contaminación... y tantas otras. Conmemorar el día de una tierra a la que le hemos dado la espalda.

Anoche en el noticiero, la periodista habló de las enormes posibilidades que se abren para quienes quieran sumarse al negocio de la marihuana que parece muy prometedor en estos tiempos... cada vez que veo algo así me da escalofrío. Tantas hectáreas fumigadas, tantos desplazados, tantos muertos, para finalmente reconocer la marihuana medicinal como un gran producto, pero ligado, principalmente, a empresas extranjeras. Por mi espalda paso marihuana en crema todos los días... llevo años untándome coca cada vez que me duelen los músculos. Y sin embargo, por esas plantas que son tan poderosas nos seguimos matando, incapaces de aprovechar su poder sin convertirlas en polvo o encaletarlas al exterior.

Hoy llovió por aquí. El jardín está verde. Los pájaros siguen llegando en su afán de comida y de vuelo. No hay gatos merodeando. Miro por la ventana esa multitud de especies que se comparten semillas y lombrices, y siento la ansiedad que me generan estos días conmemorativos porque ponen en evidencia el horror que somos y que hemos sido como especie.

Este año a Colombia le correspondía la sede de la celebración del día del medio ambiente que es a mitad de año, 5 de Junio para ser exactos. Cuando hablé con el ministro de Ambiente en la cumbre de clima de Madrid, estaba fascinado con la idea de promover al país como un destino verde y de hacer visibles los avances que, según él, ha logrado Colombia en materia ambiental. Pero esa celebración está embolatada. Primero por el distanciamiento social que impide cualquier evento. Pero, además, creo, aquí hay poco que celebrar... aquí han seguido matando líderes ambientales casi a diario, muchos de ellos encuarentenados a los que las balas les han llegado hasta sus casas.

No, no Hay mucho que festejar. La tierra en su día que sigue quebrada. Mejor sigamos guardados. 

Texto y foto: María Clara Valencia. 

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